El CAFA es uno de los clubes más antiguos de la Liga de Fútbol de Comodoro y a través de un ex jugador del plantel del 81 repasa un hito en la historia de la institución: la “era"  de Dante Mírcoli. Ingresá a la nota y reviví una de las décadas de oro del club. 

El Club Atlético Florentino Ameghino fue, como muchos clubes, nacido por aquellos trabajadores y colaboradores de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en el incipiente crecimiento de la ciudad y sus barrios, luego de los campamentos y tras su fundación en 1919.

Esta institución contó con la presencia del ex Independiente de Avellaneda, Dante Mírcoli, hombre que a principios de los 80 armó una revolución futbolística en la región. Manuel “El Negro” Espinoza, ex defensor del “CAFA”, fue testigo de tal cambio y reconoció en una charla que mantuvo con Télam que “llegó con una propuesta innovadora para la época”.

Mírcoli, campeón con Independiente en el año 1965, llegó a Comodoro Rivadavia contratado por el Club Florentino Ameghino, en una jugada muy ambiciosa que tenía la institución del barrio General Mosconi.

Espinoza, fue campeón con el equipo de “kilómetro 3”, aunque cuenta sus primeros pasos en el club de su barrio, que viste los colores rojo, blanco y negro en su camiseta.

“Yo jugaba solamente al fútbol, porque en esa época era nuestra única diversión, más allá del voley en la escuela del barrio. Pero con dieciséis años formaba parte de un grupo de chicos que estaban llegando a la primera del club”, recuerda este duro defensor central que hoy pasea su juego en el fútbol de veteranos con amigos.

“En ese momento siendo tan jovencito, nos enteramos de que llegaba Dante Mírcoli, algo totalmente desconocido para nosotros, pero sabíamos que era muy importante”, agregó.

Como en las mejores historias de ficción sobre fútbol, Espinoza cuenta que el día que le tocó debutar llegaba de jugar en un torneo de quinta división, vio que su nombre figuraba en la lista de los convocados para el partido que debía jugar la Primera y se asustó ante tal sorpresa.

“Venia de jugar en quinta y me citan a jugar en Primera para un amistoso. Al momento de la formación escrita en el pizarrón, bien al estilo de Buenos Aires, figuraba el nombre de todos los que iban a salir a la cancha, además de un tal Manuel”, cuenta entre risas.

“Era mi nombre, yo asustado preguntándome si era, miraba. Entonces se me acercó Dante me habló y dijo nene vos jugás de dos, y yo tenía solo 16 años”, rememora sin ocultar el nerviosismo de lo que significaba en aquel momento la palabra de tal figura del fútbol nacional y mundial recordado por una durísima patada a Johan Cruyff con la camiseta de Independiente.

El “negro”, deja en claro que comenzaron a ver el cambio que quería implementar Mírcoli en el club, con entrenamientos y trabajos que nunca habían realizado, recalcando siempre que el entrenador les dejaba marcado que había llegado “a ganar y a no a perder”.

“Sabíamos que Dante había llegado al club para ganar, porque Ameghino, ayudado por YPF había hecho el esfuerzo de traer a este ex gran futbolista y nos quería transmitir lo mismo a nosotros en ese momento como entrenador”, reconoció el futbolista que volvió a salir campeón en 1988.

, Diego Segura, Ariel Bordeira, Néstor Carranza, Víctor “Zorro” Ruiz, Claudio Michunovich. Hincados: Pedro “Cholito” Cárdenas; Diógenes Cárdenas, Nélson Paincho; Fernando Patriarca, Marcelo Márquez y Carlos “Clina” Atencio
Juan Manuel Espinoza

El joven morocho y alto, defensor se sentó al lado de Mírcoli, una vez terminado el partido y le dejó grabadas dos recomendaciones que según el protagonista, lo “forjaron como defensor. “La verdad es que jugás muy lindo al fútbol y muy bien, pero si vos querés ser el dos de mi equipo todas las pelotas que levantas con el taquito y las sacas, me las tiras afuera. Y viste las pelotas que salís a correr al delantero y le ganas en velocidad, bueno, lo colgás del alambrado”, cuenta entre risas.

Este futbolista que hoy sigue jugando en la liga de veteranos de Comodoro Rivadavia reconoce que en ese momento el “Tano” hizo un gran trabajo “con una base de preparación física en base a una doctrina muy dura”.

“Llegó y al principio él era nuestro preparador físico hasta que después se encargó de traer uno al club. Empezamos a tener entrenamientos específicos y trabajábamos con una gran cantidad de pelotas”, rememora.

“Después compartimos muchas cosas lindas, tal es así que en la primera temporada que jugamos bajo su dirección técnica, en el 81, salimos campeones”, agrega.

Espinoza, un jugador muy temperamental, pero también muy alegre, recuerda una anécdota en la que contextualiza el amateurismo del fútbol en Comodoro Rivadavia, pero que por  medio de YPF y las gestiones de la dirigencia de ese entonces, hacían sentir a los jugadores como si pertenecieran a un equipo profesional.

“Fue la primera vez que en el club hicieron un esfuerzo y compraron zapatillas para todos los jugadores del plantel de Primera. Pero no de las que podemos ver en primeras marcas como hoy, sino las clásicas “Flecha”, que se vendían en la recordada Proveeduría de YPF, y era todas de color blancas”, recuerda.

Espinoza, el primero de los parados, encabeza a Ameghino, aquel equipo marcado a fuego por Mírcoli y el cobijo de YPF.

Además rememora y se acuerda de un viaje a la ciudad chubutense de Esquel, a donde llevaron kinesiólogo, algo nuevo e innovador dentro de un cuerpo técnico.

“En quinta jugué con Ameghino y viajamos a Esquel. Fueron tres días donde nos hicieron sentir muy bien, era un verdadero sueño. Lejos de casa, en un hotel, con ropa y botines nuevos para jugar el césped. En ese momento el presidente del club era el abogado Heriberto Pflager y su mujer había viajado con nosotros, ella era kinesióloga”, cuenta.

“La mujer fue nuestra kinesióloga, nos atendía, nos masajeaba cosa que para muchos de nosotros era nuestra primera vez. Eso es lo que nos pasó con el “Tano”, nos vino a cambiar para bien y nos sentíamos muy importantes, desde el cuidado”, agregó.

Una de las cuestiones humanas que resalta Espinoza fue la de poder compartir con el grupo, algo que el entrenador y ex jugador de Independiente de Avellaneda dejó inculcado.

“Los viernes compartíamos un asado y un buen momento. Ese grupo se unió y terminamos ganando el torneo dela Liga de Comodoro en base a un cambio de mentalidad”, afirmó.

“Podíamos no ser todos amigos, pero los dieciséis el domingo dentro de la cancha teníamos que ir para el mismo lado, más que amigos teníamos que ser como hermanos y nos íbamos a defender entre todos”, recordó.

Por otra parte, Manuel cuenta que Mírcoli le dio una oportunidad que nunca había tenido y fue la “de hacer una prueba en Independiente de Avellaneda”.

“Tuve la chance de ir a Independiente junto a dos compañeros de Ameghino, pero comencé con el Servicio Militar en1982”, recordó con un dejo de añoranza el haber podido vivir esa experiencia.

“Nos incorporamos el 1 de febrero y era el día que teníamos que viajar, pero empezábamos con la conscripción. En ese momento éramos tres del club, pero uno por estudios no pudo viajar, y el otro por no ir solo, no se la animó y perdimos la oportunidad,”, agregó.

Por último, el hoy papá de Candelaria reconoce que el paso de Mírcoli por Ameghino “le hizo muy bien al club y guarda el mejor de los recuerdos”.

“Por Dante tengo un gran cariño y respeto, trabajó hasta hace poco en el sur y de vez en cuando nos cruzábamos. A través de él pude haber ido a jugar un torneo regional en Trelew, en Argentinos del Sur, pero ya en ese momento era trabajar en YPF o jugar a la pelota”, finalizó.

Perfil de Dante Mírcoli:

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Nació en mazo del año 1947 en Roma, Italia, aunque se nacionalizó argentino y su primer equipo fue el club Independiente de Avellaneda.

Mírcoli comenzó su carrera en 1965 jugando para el “Rojo” de Avellaneda, hasta 1970. Ese año pasó al Platense, desde donde viajó a Italia en 1973 para jugar en la Sampdoria.

Tras ese corto periodo Dante regresa a vestir la camiseta de Estudiantes de La Plata hasta 1975, donde regresa a su tierra natal para jugar en el Catania y ya en 1976 el Lecco 1912. Ese mismo año Mírcoli decide retornar a Argentina donde jugaría para Racing Club y luego cerró su carrera en el país para jugar en Colombia, donde el Atlético Bucaramanga marco su retiro del fútbol profesional.

Foto Interior: La Historia Grande del Fútbol Comodorense