Es el jugador de Chubut con una de las mejores carreras en el fútbol. Fue campeón del Mundial Juvenil de 1979 con Diego Armando Maradona y disputó dos Mundiales con la mayor, además de haber jugado en España, Francia, Suiza y haber sido técnico en diez países; desde sus orígenes en Germinal, la camiseta que lleva en su corazón. Gabriel Calderón es uno de los tres jugadores surgidos de estas tierras chubutenses que disputó un Mundial con la Selección Mayor. Junto a Sergio Romero y Gabriel Mercado, ocupa ese podio que disfrutó por partida doble: primero en España 82, en el debut de Diego, y luego en Italia 90, aquella final que nos arrebataron los alemanes, con un penal que aún hoy se discute.

Por estos días, el delantero se encuentra nuevamente en Argentina visitando a su hija, luego de un último paso por Emiratos Árabes, donde dirigió el club Khor Fakkan. Sentía que era tiempo de volver a estar cerca de sus afectos y disfrutar de sus nietos, para luego regresar. Por supuesto, no se olvida del fútbol y a la distancia vive con intensidad lo que pasa en Qatar, aquel país que dirigió en 2017, donde Argentina este domingo buscará la tercera, la copa que merece Lionel.

“Hacía 40 años que estaba ya fuera de Argentina, y sentía que era el momento de volver. Mi hija vive acá con mi nieto, así que acá estamos”, dice a ADNSUR-PDC desde Buenos Aires. Pero por supuesto que sigo el Mundial de cerca. Lo estoy viviendo con todos los argentinos, con intensidad y emoción, como somos los argentinos con el fútbol. Y obviamente, como tuve la suerte de vestir esa camiseta y jugar un Mundial, me trae los recuerdos y emociones de todas las vivencias que tuve, así que es más emocionante todavía”.

Calderón jugó un total de 9 partidos en dos Mundiales. En España 82 ingresó contra Hungría e Italia, y fue titular ante El Salvador y Brasil, en octavos de finales donde quedó eliminado tras la expulsión de Maradona. En Italia 90, en cambio, fue titular contra Yugoslavia e Italia, ingresó en el debut con Camerún, en la semifinal ante Brasil, y en la final con Alemania, una derrota que aún duele. Pero vamos por parte, o partido a partido.

EL DEBUT

El mundial de Qatar tiene similitudes con Italia 90 e Italia 82, ya que Argentina en ambos mundiales empezó perdiendo. Conocer de la derrota en el primer partido, Calderon asegura que lo único que podía sacar esa espina, tal como lo dijo a varios medios en la previa ante México, era ganar el segundo partido, como sucedió.

En ese sentido, no duda en afirmar que “la decepción que sintió la gente, los jugadores la sintieron más grande, primero por la responsabilidad con el país, segundo el orgullo de la camiseta y después porque es la alegría de la gente, pero primero la alegría nuestra”.

Sin embargo, lejos de ponerle dramatismo, asegura que la derrota es parte de lo posible en un Mundial, porque “todo es posible y siempre hay sorpresas, porque el mundo se iguala muchísimo de arriba hacía abajo”.

La victoria con México fue importante para la Selección, pero al momento de elegir un partido en primera ronda, Calderón se queda con el encuentro frente a Polonia. “Me gusto mucho el juego táctico, porque era vida y muerte y Argentina fue a presionar arriba. En los rechazos a los segundos balones Argentina siempre estaba presionando arriba. Me gustó, sobre todo, la inteligencia con la que lo han jugado”.

Si la elección es de todo el Mundial, elige el partido frente a Croacia, “porque fue difícil en los primeros 20 minutos pero después se controló sin problemas”, pero por supuesto, como todos con el que más sufrió fue con Holanda. “Lo viví sufriendo porque Argentina no dejó que Holanda rinda en su nivel, pero el faul de Pezzella en el último segundo es imperdonable. No puede hacer ese empujón un jugador de su nivel, un jugador de Mundial, entonces lo viví con mucha angustia, porque lo vivís como hincha y entrenador y no podés aceptar que un jugador haga un faul de espalda en el último segundo del partido. Pensé ‘ahora nos eliminan, es injusto’, pero en el fútbol no hay justicia, es quien mete más penales o más goles. Por suerte se hizo justicia en el final y ganó el mejor equipo”.

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables. Calderón admite que ve ciertas similitudes entre Italia 90 y Qatar, pero una gran diferencia que puede cambiar todo. “La diferencia es que la selección del 90 no estábamos en nuestro mejor nivel, Diego no estaba en su mejor nivel y estaba lesionado, y esta selección llega con su mejor Messi, y ya ha demostrado que es un equipo muy sólido. Nosotros también llegamos compitiendo con espíritu de equipo a muerte, como somos los argentinos, pero futbolísticamente se lo ve mejor que nosotros. Después Diego fue el mejor jugador del mundo en su época y Lio es el mejor jugador del mundo de hoy. A mi no me gusta comparar, es ridículo, pero Diego en ese Mundial hizo un solo gol, y es un jugador como Messi que te hace tres o cuatro goles por torneo, porque son jugadores fundamentales para sus equipos, futbolísticamente y a nivel de liderazgo, y Messi hoy lo está haciendo futbolisticamente, asumiendo el rol que tiene que asumir y siendo fundamental”.

Mientras habla, el entrenador no puede evitar sumergirse en la adrenalina que dan este tipo de finales, y es categórico. ““Este equipo me encanta en general y eso es mérito del cuerpo técnico, porque la calidad de los jugadores la tuvimos siempre en Argentina, pero salvo Sabella, que nos llevó a una final, nadie hizo un equipo tan completo y equilibrado como este cuerpo técnico”.

Gabriel Calderón sabe de lo que habla. Hace 27 años es entrenador, desde sus inicios en Germinal hasta su último paso por Emiratos Árabes, donde dirigió el club Khor Fakkan, una trayectoria que incluye 10 países, más su experiencia como jugador.

Por su edad, le tocó jugar con el mejor Maradona, ver a Pelé, a Cruyff y a Messi, su debilidad. “Yo soy un gran admirador de Messi desde siempre. Lleva 14 años siendo el mejor jugador del mundo y nadie ha sido capaz de hacer eso, ni Pelé, ni Maradona, ni Cruyff. Lo único que le falta es ser campeón del mundo, pero se lo merece porque todo lo que le dio al fútbol. Creo que el fútbol mundial quiere que gane Messi”.

Como un guión la charla inevitablemente va llevando a la final de este mediodía. El análisis invade al hincha pero también al técnico, en medio de tanta fiebre mundialista que a veces impide ver con ojos neutrales. Calderón no se lo permite.

“Los dos equipos pueden ganar. Francia ya nos ganó el otra vez, pero yo creo que Argentina ya aprendió la lección, porque el cuerpo técnico lee muy bien los partidos. Mbappe en 2018 nos ganó el partido, porque lo perdimos por dejarle espacio y no haber tenido la inteligencia táctica para ponérselo difícil. Argentina no tiene defensores rápidos, son muy buenos defensores, pero si te agarra con espacios te mata, por más buenos defensores que sean Otamendi y ‘Cuti’ Romero. Pero sé que Argentina va a tener un partido tácticamente seguro e inteligente, porque ellos te van a dejar espacios para el contraataque. La verdad es que Francia para mi es el mejor equipo a nivel de equilibrio y características de jugadores, porque tiene dos wines rápidos, un delantero grandote, un jugador que juega muy bien al fútbol, un mediocampo que juega bien al fútbol, laterales que suben bien y defensores altos. Pero bueno, Argentina compite como nadie y tenemos a Messi que tiene tantas ganas de ganar que el equipo está con un espíritu ganador. Entonces no hay favoritos porque cualquiera la puede ganar”.

La llave está abierta, pero de algo si está seguro Calderón, “de acá hasta la final los jugadores no van a dormir”.

“Como jugador estás pensando ‘llegamos’, pero cada uno quiere ser campeón. Todos los jugadores, de Argentina y Francia quieren ser campeones, y esa ansiedad de no saber la respuesta, no te deja dormir. Es difícil, pero uno se juega detalles que van a hacer la diferencia, y el que se equivoque chau”.

Como todos, Calderón está preparado para hinchar por Argentina este domingo. Almorzará con su hija, y lo verá en familia. Seguramente se acordará de su Germinal querido, de la familia Hernández que le dio de comer cuando vivió en Rawson y también de su amigo, Gustavo Prusso, aquel chico que lo invitaba a su casa cuando él recién llegó a Rawson para sumarse a la Ribera, el hombre que lo visitó en cada club, tanto cuando fue jugador como entrenador.

Es que como dice lo que hicieron por él sus amigos y el club, no lo puede pagar ni el dinero, solo con el agradecimiento eterno a quienes de alguna forma también lo ayudaron “con el corazón” a llegar a su propio Mundial.