Por Franco Córdoba (Pasta de Campeón - ADNSUR) - A Daniel le tocó ver crecer a su niño y cómo poco a poco dejó el nido para comenzar con su vida. Para Enzo fue en tanto, abrir las puertas de la vida y experimentar el mundo de la mano de su gran sueño, ser basquetbolista profesional en otras latitudes.

Se juntan y reciben a Pasta de Campeón y ADNSUR en la previa de lo que ellos denominan una tertulia como “el asado del domingo en familia”, que arranca por la mañana y se extenderá hasta horas de la merienda.

Daniel comienza a hablar de su hijo, sus ojos se pierden en la nada, se iluminan y las lágrimas acompañan porque el hijo golpeó la puerta y regresó para estar junto a él, su mamá, su hermana y compartir ese tiempo que por el trabajo no puede.

"Son sensaciones encontradas, porque me pone bien que le pase esto y se lo ganó con el esfuerzo. Lo extrañamos cuando no está y al regresar nos ponemos contentos porque le fue muy bien. Es bárbaro", irrumpe con la sonrisa de un padre orgulloso.

"Ellos son hijos de la vida y uno debe estar preparado para esto. Cuando le va bien, estar de esta forma y sabiendo todo el sacrificio que hizo el para llegar a esto, es un triunfo para mí, por eso me pone contento a mí y mi esposa", agrega "Dani", ante la mirada de reojo de su hijo.

Para el basquetbolista, que cerró su temporada en el Valdivia de Chile, el retorno a Comodoro cambió en su "diaria" porque eligió vivir fuera de la casa de sus padres, pero valora el regreso a la ciudad y "poder pasar una fecha especial como el Día del Padre en familia, es algo lindo y a uno lo pone contento".

EL DEPORTE, UNA CUESTIÓN DE FAMILIA

Daniel es conocido en Comodoro por su vínculo con el deporte, jugó al fútbol de 1981 a 1995 (antes del nacimiento de Enzo) y la identificación con Huracán hizo que sea casi una "palabra santa", una herencia marcada por el amor al "Globo". Sin embargo, el hoy basquetbolista tenía otros planes. Sabía qué era lo que quería y a los 6 años, en vez de elegir la redonda le pidió a su padre que lo lleve a jugar al básquet, algo que Daniel recuerda.

"Lo llevé a Huracán como primera medida. No había otra, pero nunca le inculqué nada, no forcé y tampoco le dije ´vos tenés que hacer esto´. Lo acompañé y le di a elegir, a lo que me respondió que quería ver básquet. Recuerdo patente que lo llevé de la mano y entramos al Socios Fundadores, me encontré con César Maurino y me lo sacó de las manos. No me dio chance de nada", recuerda con una sonrisa y añoranza.

Dani, hijo del legendario don Miguel "Toto" Amado, aquel futbolista de toda la cancha que gozaba de un talento que lo llevó a ser recordado, siempre trató de ser respetuoso con Enzo. Así, lo acompañó a sus partidos pero nunca le indicó algo desde la tribuna para no presionarlo.

"Si no sabe nada de básquet", replica su hijo, molestándolo y sacándole una sonrisa a su papá, recordando cuando en casa si le dio alguna recomendación.

"Le tiraba algún comentario de que a lo mejor tendría que haber hecho tal cosa y él me decía ´si vos no sabés nada de básquet´, de fútbol podés opinar". Se ríe papá Daniel y rememora comentarios de niñez y adolescencia junto al basquetbolista. Contrario a lo que hoy le toca ver a su padre, Enzo conoce vida y obra de “Dani” por lo que le cuentan, escucha o vio en fotos. Sin embargo, lo mejor que pudo sacar de él, como de su madre, es el "ser buena persona".

"Es lo que me enseñaron siempre en casa y cuando me voy de un club es lo que busco. A mí me pagan por mi desempeño deportivo, pero me preocupo que demostrar qué es uno, que es lo más importante", afirmó como gran enseñanza de sus padres.

En ese sentido, asegura que eso le permite dormir tranquilo. "Eso me permite dormir tranquilo y luego meter sacrificio, porque a mí nunca me regalaron nada. Si bien mis viejos me dieron todo y nunca me faltó nada, tampoco sobraba, y no podía dar ventajas. Entonces tenía que entrenar con puntualidad como me indicó mi vieja siempre. Son cosas que me ayudaron a crearme el camino y a formar esa persona que soy hoy", agradece el ex Gimnasia y Esgrima de Comodoro.

CHARLAS, SONRISAS Y RITOS DE PADRE E HIJO 

Huracán, River, la Selección Argentina, los mates y también el hacer renegar a su papá, son los momentos que Enzo cuenta que añora cuando le toca dejar la ciudad y no poder compartir con Daniel.

Hoy que decidió dejar la casa familiar y vivir solo, ya de novio con Magdalena, continúa siendo una costumbre el llegar para compartir estos instantes que le llenan el alma a él y a su papá, pero también a su madre y hermana, quienes se suman las discusiones y las risas.

Sin embargo, Enzo admite que hay un solo tema del que prefiere no hablar. "No me gusta hablar de básquet, es mi trabajo y como que no quiero tocar el tema. Él me quiere hablar y lo corto en seco, pero si charlamos y le pregunto si vio Colón- independiente, esas cosas se extrañan", sonríe ante la mirada de Daniel, resignado.

En plena entrevista, las chicanas en tono de broma vuelan sobre la mesa entre padre e hijo. Enzo y Daniel cuentan que tienen diferentes formas de ver el juego, y Enzo asegura que sabe más de fútbol que su papá. Cuando lo dice, Daniel se muerde los labios y lo deja hablar. Sin embargo, ya tiene preparada su próxima intervención. "Jugué con gente terrible,  había que entrar a una cancha", le retruca y las carcajadas se adueñan de la habitación.

Mientras Daniel habla, Enzo escucha a su padre atentamente y sabe que el semiprofesionalismo que hizo en su época de jugador de fútbol, en que trabajaba y entrenaba, le dio herramientas para dejarle consejos a su hijo, quien si tuvo la dicha de ser profesional y comenzar una carrera con sacrificio, pero sin olvidar que hay que saber aprovechar oportunidades.

Como buen padre, Daniel se encarga de recordarlo, para que sea parte del camino. “Siempre le digo que las oportunidades y el tren pasan una sola vez, que aproveche que le pagan por lo que hace y que es lo que le gusta, son pocos los que tienen esa suerte. Uno medianamente sabe qué es eso y lo ve en cómo evolucionó para dar con un resultado, por eso le decimos que entrene y sino sale que se quede entrenando tirando después de hora, que a la larga va a tener premio”, indicó el recordado jugador y entrenador en los veteranos del “Globo”.

EL INDISCUTIDO DE LA PARRILLA

La charla cambia de rumbo cuando comienzan a hablar de un rito que los hace sonreír. La mesa del almuerzo o la cena son instantes especiales para los Amado y el asado un momento más que especial.

Enzo asegura que Daniel "es palabras mayores" al momento de adueñarse de la parrilla. Con algún corte de vacío, matambrito o un pedacito de asado, Daniel, con cuchillo y tenedor en mano, atiende a cada uno de los integrantes de su familia.

"La tiene atada papá, esa es una discusión que nunca podré ganar, porque a la del fútbol se la peleo, pero en la parrilla es palabras mayores y no hay nada que hacer", reconoce Enzo. "Él se maneja muy bien, pero tampoco que se agrande", agrega, con una complicidad de padre e hijo que hace reír a los presentes en la charla. Para Daniel, ese instante en la mesa del domingo es uno de los momentos donde busca que cada uno de los integrantes de su familia esté presente y la presencia de Enzo hace que toda la felicidad sea completa.

"Uno espera ese momento porque está mucho tiempo afuera. Ahora esperamos el Día del Padre, ya que Enzo se tuvo que ir antes de Año Nuevo a Chile. Cuando no está se lo extraña un poquito", lo dice emocionado.

Como "Dani" dice "los hijos son de la vida" y junto a su esposa le dieron alas a Enzo para crecer. Sin embargo, reconoce que fue duro verlo mudarse. "Costó al principio, se lo extraña mucho y nos gusta estar juntos siempre, pero sabemos que en cualquier momento va a pasar eso. No deja de ser mi chiquito, mi nene", dice con amor.

Por su parte, Enzo le agradece a su papá por su acompañamiento, por estar a su lado y reconoce que trata de emular su don buena gente. "Es una gran persona, un tipo que trabajó y que no le sobra nada donde trató que los suyos tengan más que él", cerró.

Las brasas comienzan a crujir, los vasos se acomodan en la mesa y las voces y risas se escuchan en la casa de los Amado. El Día del Padre es la excusa perfecta para la tertulia de encontrarse y festejar.

Desde Pasta de Campeón saludamos a todos los padres en su día. y levantamos una copa en su honor. Salú!