Nicolás Guardia llegó a Comodoro en marzo del 2020, queriendo cambiar de raíces. ”Conocí a Sabrina, que será mi futura mujer y se dio la posibilidad de venir acá y aplicar todos los conocimientos y brindarlos al deporte que amo”, contó.

A su vez, añadió: “Se me fueron abriendo las puertas más fácil y se puede vivir más tranquilo en la Patagonia que en la gran ciudad. Soy profe y gracias a Dios estoy trabajando como preceptor y dando clases en una institución. También estoy en el Club Deportivo Portugués”.

Guardia comenzó hace seis años su incursión el arbitraje. Está dentro del panel referees patagónicos y tiene el objetivo de ser referee nacional. Sobre esto, admitió: “la única forma de crecer es yendo a torneos de más alto nivel. El primer viaje fue hace dos meses. Neuquén, Marabunta y Cipolleti son equipos de Alto Valle y juegan el torneo Cuyano. Me tocó hacer el partido de intermedia de Marabunta frente a Tordos. Fue de ida y vuelta. El ritmo es más rápido, los jugadores son más activos, no del lado físico, si no que entienden a qué jugar. La disciplina es diferente ya que cometen menos infracciones”.

“La verdad es que volví a estar in escalón más arriba. Comencé como árbitro a los 26 años en Buenos Aires y lo máximo que hice por logro es estar en una semifinal de M-23 del Top 12 y finales de juveniles”, agregó Guardia.

Alcanzar su objetivo a Nicolás le lleva un sacrificio tanto económico como laboral, ya que trabaja en la semana, el fin de semana debe viajar a arbitrar y debe afrontar ciertos gastos él.

“No está barato. Si me preguntas a mí viajaría todos los fines de semana a referear el Cuyano. Pero los costos corren por mi cuenta. La Unión local me ayuda mucho. Somos referees de un deporte amateur. La URA me paga el pasaje de ida y el de vuelta lo pago yo. Son elevados los costos y no hay mucha diferencia entre ir en micro o en avión cuando lo planificas con tiempo”, enfatizó.

La diferencia entre el traslado aéreo y el terrestre es sin dudas el tiempo. En avión tardas una hora y cuarto, mientras que en colectivo 17 horas. Uno de los partidos que le tocó referear, viajó el sábado mismo en avión y volvió después del partido en colectivo para estar el domingo por la tarde en la ciudad. “Después volvés y debes trabajar en la semana. Para un referee creo que cuesta más porque trabajas solo”, recalcó.

Para cubrir las cuestiones económicas, el referee de la URA se las rebuscó con algunas actividades que le permitieron poder juntar dinero. “La primera vez hice una rifa y me quedó un poco de saldo a favor para el siguiente. Toda ayuda es necesaria. Creo que también se podría arreglar con las Uniones. Proyectarlo y charlarlo. Cuando se planifica bien y aúnan criterios, los gastos podrían llegar a ser mínimos. Tampoco quiero sacar un beneficio económico de esto ni mucho menos. Quiero sumar experiencia”, finalizó.