Pensar en tiempos fueron parte de esos momentos vividos gracias a jugar a la pelota con un ícono de un Rey de Copas.

La patriada de la dirigencia de uno de los equipos con más historia en la ciudad de Comodoro Rivadavia quedaría marcada para el fútbol local.

El Club Atlético Florentino Ameghino fue, como muchos clubes, nacido por trabajadores y colaboradores de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en el incipiente crecimiento de la ciudad y sus barrios, luego de los campamentos y tras su fundación en 1919.

Dante Mírcoli, nació en la ciudad de Roma, y siendo una estrella del fútbol de la época, campeón con Independiente de Avellaneda en el año 1965, llegó a Comodoro Rivadavia contratado por el CAFA, en una jugada muy ambiciosa que tenía la institución del barrio General Mosconi. O como se llamaba en ese entonces, el Campamento Central.

Dante Mírcoli, figura de Independiente

El "Tano" armó una revolución futbolística a principios de los 80, en la región, donde consiguió ciertos “privilegios” para sus jugadores que no eran comunes.

El ex futbolista llegó al club y al principio era el preparador físico hasta que después se encargó de contar con un preparador físico, donde comenzaron a tener entrenamientos específicos y realizaban trabajos con una gran cantidad de pelotas, algo que no existía en esos tiempos.

Pero, además, el plantel del CAFA contó con un esfuerzo y les compraron a todas las integrantes zapatillas para todos los jugadores del plantel de Primera. Las clásicas “Flecha”, que se vendían en la recordada Proveeduría de YPF, de color blanca.

La primera consagración de Florentino Ameghino se vivió en el Torneo Clausura 1981, bajo el comando del nacido en Roma, pero ya sin él quedaría el legado de un equipo que se consagraría en el Clausura 1984, Preparación 1987 y el Oficial 1988. Luego habría que aguardar al Siglo XXI.

El plantel tuvo un once inicial, con Jorge Uroz, en el arco, con una línea de 4 compuesta por Manuel “Gallego” Vergel, Manuel “El Negro” Espinoza, Néstor Omar Rodríguez y Pedro Antonio Cárdenas; un mediocampo con Claudio Roberto Michunovich Víctor Ruiz y el recordado José Karamarko (una de las grandes figuras del fútbol comodorense de aquel entonces); mientras que en el ataque Alejandro Torrijos, Mario Alberto Soto y Alberto Agustín Lerra conformaban el frente de ataque.
En el banco también esperaban Luis Marcial, Luis Cerdá, Máximo Meyrelle, Navarro, “El Cabezón” Juan Carlos Espinoza, Diógenes Cárdenas y Omar Romero.

, Diego Segura, Ariel Bordeira, Néstor Carranza, Víctor “Zorro” Ruiz, Claudio Michunovich. Hincados: Pedro “Cholito” Cárdenas; Diógenes Cárdenas, Nélson Paincho; Fernando Patriarca, Marcelo Márquez y Carlos “Clina” Atencio

El torneo

La primera rueda del campeonato tuvo a un CAFA con una escandalosa suma de 4 triunfos y 1 empate, a la que le agregó 13 goles a favor y 5 en contra, mientras que en la segunda rueda acumuló 3 triunfos, 1 empate y un traspié (10 goles a favor y 6 en contra). El torneo se celebró desde el 16 de agosto hasta el 18 de octubre.

Una goleada ante Jorge Newbery, por 5-2 como local, un empate ante Huracán como visitante fue parte del trayecto realizado por los muchachos dirigidos por Mírcoli.

En la segunda rueda, Florentino Ameghino sufrió un traspié ante el Lobo, se recuperó ante USMA en un reñido encuentro, llegó a la anteúltima jornada frente al Globo, donde cosechó un empate y cerró el campeonato con la conquista tras un 6-2 frente a Saavedra.
 

Dante mírcoli, una estrella en Comodoro Rivadavia en los años 80| Foto: Pergamino Viejo

Paso a paso de un campeón inolvidable:

PRIMERA RUEDA
Fecha 1: Ferro 1-2 F. Ameghino
Fecha 2: F. Ameghino 5-2 Jorge Newbery
Fecha 3:  USMA 1-3 F. Ameghino
Fecha 4: Huracán 1-1 F. Ameghino
Fecha 5: F. Ameghino 2-0 Saavedra
SEGUNDA RUEDA 
Fecha 6:  F. Ameghino 1-0 Ferro
Fecha 7: J. Newbery 2-0 F. Ameghino
Fecha 8: F. Ameghino 2-1 USMA
Fecha 9: F. Ameghino 1-1 Huracán
Fecha 10: Saavedra 2-6 F. Ameghino
 

“Llegó con una propuesta innovadora para la época”

Manuel Espinoza, el “Negro”, como lo conocen cariñosamente sus compañeros y que lo sufrieron delanteros y todo aquel que quiso pisar con facilidad una última línea de la zaga del CAFA campeón del Clausura 1981 y que aún sigue despuntando el vicio en el Club Unión de los Veteranos.

Espinoza, fue campeón con el equipo de “kilómetro 3”, aunque cuenta sus primeros pasos en el club de su barrio, pero también dentro de un deporte donde se sintió profesional.

“Yo jugaba solamente al fútbol, porque en esa época era nuestra única diversión, más allá del vóley en la escuela del barrio. Pero con dieciséis años formaba parte de un grupo de chicos que estaban llegando a la primera del club”, recuerda el defensor.

“En ese momento siendo tan jovencito, nos enteramos de que llegaba Dante Mírcoli, algo totalmente desconocido para nosotros, pero sabíamos que era muy importante”, agregó.

Como en las mejores historias de ficción sobre fútbol, Espinoza relata que, en su debut en Primera, llegaba de jugar en la quinta división y vio su nombre en la lista de los convocados para el encuentro del plantel superior y que se asustó ante tal sorpresa.

“Me citan a jugar para un amistoso. Al momento de la formación escrita en el pizarrón, bien al estilo de Buenos Aires, figuraba el nombre de todos los que iban a salir a la cancha, además de un tal Manuel”, con añoranza relata momentos de blanco y negro pero que están bien presentes a casi 40 años.

“Era mi nombre, yo asustado preguntándome si era, miraba. Entonces se me acercó Dante me habló y dijo nene vos jugás de dos, y yo tenía solo 16 años”, recuerda sin ocultar el nerviosismo de lo que significaba en aquel momento la palabra de tal figura del fútbol nacional y mundial recordado por una durísima patada a Johan Cruyff con la camiseta de Independiente de Avellaneda.
El “Negro”, deja en claro que comenzaron a ver el cambio que quería implementar Mírcoli en el club, con entrenamientos y trabajos que nunca habían realizado, recalcando siempre que el entrenador les dejaba marcado que había llegado “a ganar y a no a perder”.

El CAFA de 1988, ya con otra conducción como DT, pero con el legado de Mírcoli

“Sabíamos que Dante había llegado al club para ganar, porque Ameghino, ayudado por YPF había hecho el esfuerzo de traer a este ex gran futbolista y nos quería transmitir lo mismo a nosotros en ese momento como entrenador”, indicó el futbolista que volvió a salir campeón en 1988.

El joven morocho y alto se sentó al lado de Mírcoli una vez terminado el partido y el DT le dejó grabadas dos recomendaciones qué, según el protagonista, lo “forjaron como zaguero”. “La verdad es que jugás muy lindo al fútbol y muy bien, pero si vos tenés ganas de ser el dos de mi equipo todas las pelotas que levantas con el taquito y las sacas, me las tiras afuera. Y viste las pelotas que salís a correr al delantero y le ganas en velocidad, bueno, lo colgás del alambrado”, cuenta entre risas.

Además, rememora y se acuerda de un viaje a la ciudad chubutense de Esquel, a donde llevaron kinesiólogo, algo nuevo e innovador dentro de un cuerpo técnico.

“En quinta jugué con Ameghino y viajamos a Esquel. Fueron tres días donde nos hicieron sentir muy bien, era un verdadero sueño. Lejos de casa, en un hotel, con ropa y botines nuevos para jugar el césped. En ese momento el presidente del club era el abogado Heriberto Pflager y su mujer había viajado con nosotros, ella era kinesióloga”, cuenta.

“La mujer  nos atendía, nos masajeaba cosa que para muchos de nosotros era nuestra primera vez. Eso es lo que nos pasó con el “Tano”, nos vino a cambiar para bien y nos sentíamos muy importantes, desde el cuidado”, agregó.

Una de las cuestiones humanas que resalta Espinoza fue la de poder compartir con el grupo, algo que el entrenador y ex jugador de Independiente de Avellaneda y ex futbolista del Sampdoria italiano, Estudiante de la Plata con Carlos Bilardo, dejó inculcado.

Manuel "El Negro" Espinoza y el "Cabezón" Juan Carlos Ezpinoza, los dos ex Florentino Ameghino en veteranos con los colores de Unión.

“Los viernes compartíamos un asado y un buen momento. Ese grupo se unió y terminamos ganando el torneo dela Liga de Comodoro en base a un cambio de mentalidad”, afirmó.

“Podíamos no ser todos amigos, pero los dieciséis el domingo dentro de la cancha teníamos que ir para el mismo lado, más que amigos teníamos que ser como hermanos y nos íbamos a defender entre todos”, recordó.

El regalo más lindo del fútbol

Por otra parte, Manuel cuenta que Mírcoli le dio una oportunidad que nunca había tenido y fue la “de hacer una prueba en Independiente de Avellaneda”.

“Tuve la chance de ir a Independiente junto a dos compañeros de Ameghino, pero comencé con el Servicio Militar en1982”, recordó con un dejo de añoranza el haber podido vivir esa experiencia.

“Nos incorporamos el 1 de febrero y era el día que teníamos que viajar, pero empezábamos con la conscripción. En ese momento éramos tres del club, pero uno por estudios no pudo viajar, y el otro por no ir solo, no se la animó y perdimos la oportunidad,”, agregó.

Por último, el hoy papá de Candelaria reconoce que el paso de Mírcoli por Ameghino “le hizo muy bien al club y guarda el mejor de los recuerdos”.

Mírcoli, figura histórica de independiente | Foto: Infobar

“Por Dante tengo un gran cariño y respeto, trabajó hasta hace poco en el sur y de vez en cuando nos cruzábamos. A través de él pude haber ido a jugar un torneo regional en Trelew, en Argentinos del Sur, pero ya en ese momento era trabajar en YPF o jugar a la pelota”, finalizó.

El Tano Mírcoli pasó como DT en Mírcoli, identificado con Independiente de Avellaneda, pasó por el "Pincha", la Sampdoria y el Calcio Catania (equipo en el que jugó Pablo Barrientos), para luego retornar al Pincha, a Racing y cerrar su etapa como jugador en el Bucaramanga de Colombia.

Mientras que como DT, el "Tano" inició su carrera en el CAFA, pero siempre tuvo oportunidades de trabajo en el sur. 
Racing de Trelew, Argentinos del Sur de Gaiman, Club Deportivo Petroleros entre 20029 y 2011, conjunto con el cual afrontó el local y también el Argentino "B".

Hoy Mírcoli trabaja en la estructura de Independiente y acerca jóvenes al club, en el que vivió sus grandes ´épocas.

Sin embargo, a 2 mil kilómetros dejó una huella imborrable con testimonios y un legado que muchos vivieron y atesoran como Esponoza y una camada de jugadores que vistieron la casaca del CAFA.