La vida de Selena Medina comenzó a girar en torno a la pelota de muy chica. A los 8 años acompañaba a su hermano mellizo Leandro a los entrenamientos en CAI y luego en Deportivos Portugués, que se convirtió en sus segunda casa, junto a su papá Alfonso pero en esos tiempos no había espacio para las nenas. El fútbol era enseñado solo a los varones. 

Su ilusión no se pinchó tan fácilmente porque cuando su papá compró la indumentaria para su hermano Leandro, a ella le compraron una pelota y se convirtió en su compañera inseparable. También hizo atletisimo y practicó rugby, pero la pelota ya tenía ganado su corazón. 

“Cuando mi hermano arrancó en CAI yo lo acompañaba con mi papá para no quedarme sola en casa, y cuando le compramos las cosas para entrenar mi papá me compró una pelota a mi también. Me dijo si yo quería, y en ese momento hace como quince años atrás, yo jugaba en la cancha de al lado. Sin dudas que mi papá fue el impulsor, me termina gustando y desde los 7 hasta los 12 años aproximadamente fue así. Yo jugaba con mi papá en alguna cancha de Veteranos o acompañando a mi hermano”, recordó Selena sobre sus comienzos con el fútbol en una charla con Pasta de Campeón.

Su hermano se alejo de CAI y fue a Portugués. Ella fue atrás acompañándolo cuando empezó en Novena y ahí conoció a la familia “lusitana”. Aún no se hablaba de fútbol femenino, y ella jugaba en el descampado de Portugués al costado de la actual cancha principal. “Yo a Portugués lo recuerdo como mi casa, cuando en el 2018 aproximadamente se comienza a hablar del fútbol femenino era mi club, donde yo había crecido y mi hermano hizo todas las formativas. Mi segunda casa iba a tener lo que yo quería, había practicado atletismo y rugby, entonces cuando me dijeron que se sumaba e femenino me puse re contenta, era un orgullo tremendo. Tengo recuerdos muy lindos ahí porque es el lugar de donde yo salí”, expresó Selena. 

La vida la alejó del “Lusitano” antes de que el club decida bajar la disciplina y hay una historia muy particular. “Yo me fui seis meses antes de que Portu se quede sin fútbol femenino. Y si me preguntas por qué me fui? mi hermano decidió tener otros proyectos personales, y se alejó. Ahí yo sentí que no era lo mismo, era un sentimiento que yo compartía con él”, confesó.

En la etapa “lusitana” tuvo varios entrenadores pero Daniel Funes logró algo diferente con ella. Y cuando él decide encarar un nuevo desafío en la villa balnearia le habló y eso hizo que se fuera a jugar a Rada Tilly. “A Dani lo considero mi padre futbolístico, le tengo un cariño especial. Saliendo de pandemia, y cuando él arregla en Rada Tilly fue armar un equipo casi desde cero, y él busca varias conocidas, me llama, y me dijo que su equipo 'iba a competir en la B', y con ese concepto me fui. Aposte y confié en lo que él me dijo. Para mí fue dejar mi casa, pero fue una decisión difícil el alejarme de Portu. La verdad que no fue sencillo, pero mi familia me acompañó”, recordó la ahora ex jugadora.    

CUMPLIR EL SUEÑO DE NENA DE JUGAR EN EL ESTADIO Y DAR LA VUELTA

Esa Selena de 7 u 8 años que pateaba al costado de la cancha donde su hermano entrenaba soñaba con jugar en el estadio de la ciudad, tal vez a cancha llena, pero entrar como jugadora y por qué no jugar una final. El destino, con ayuda de su compromiso, se lo puso enfrente y lo recuerda con mucha emoción. 

“Ese año futbolístico (2022) comenzó de forma incierta, dejar Portugués y sumar en un plantel donde no conocía tanto a las chicas pero el compromiso en los entrenamientos hizo un equipo muy fuerte. Daniel cumplió con lo que dijo, el equipo fue competitivo, y se sumaron algunas chicas con experiencia, y contamos con el respaldo de su presidente y vicepresidente de Rada Tilly. Eso es algo fundamental, y por eso también se dieron los resultados. Tener el espacio físico, el acompañamiento dirigencial, el compromiso de las chicas en los entrenos y el objetivo claro del DT que nadie nos iba a llevar por delante y que íbamos a dar pelea”, destacó. 

“Cuando quisimos acordar estábamos en la tabla para jugar los cuartos de final, de pasar a semis y llegar a la final. Yo de estar en la B lo que más recuerdo es jugar en el estadio Municipal, no me lo olvido más. Fue algo muy lindo para esa nena que cuando comenzó a jugar no tenía una escuelita o un profe, y pateaba con su papá. Me acuerdo ahora y me emociono. Yo tenía 17 años aproximadamente y la noche anterior no podía dormir, me acuerdo que la charla de Daniel me removía todo esos recuerdos de chica. Y haber ganado fue un premio a esa ambición, y luego una final contra Newbery en cancha de Caleta Córdova donde nuestra arquera Griselda que tapó dos penales”, aseguró a corazón abierto.

LA LESION Y REPLANTEARSE TODO

Selena jugó una parte de su trayectoria con una pequeña lesión en su rodilla que luego hizo que tenga que pasar por quirófano.  “Yo arrastraba una lesión desde antes que comience en cancha grande. Allá por 2018, y jugando en futsal me lesioné. Mi traumatologo me dijo que estaba en crecimiento, tenía rotura parcial de ligamentos cruzados y en agosto de 2023 me termino de romper y hubo que parar. En un entrenamiento con Rada Tilly escuche un crujido y ahí tuve que pasar por cirugía. Ahí el doctor me dijo que si quería volver a jugar tenía que estar parado casi un año. Me partió al medio”, recordó. 

Realizó toda la recuperación paso a paso y en el medio de eso, cuando muchos pensaban que podía volver a jugar en Rada Tilly surgió la chance de hacer el curso de arbitraje. Vivió un tiempo largo haciendo las dos cosas. Entrenaba y cumplía con el marco teórico del curso de arbitraje, era como una rueda de auxilio para el equipo, pero llego el momento de decidir una cosa o la otra. “Hubo un momento en el que tuve que decidir y comencé a sumar más minutos como juez que como jugadora, y ahora si se podría decir que colgué los botines, pero no definitivo. Por ahí más adelante puedo volver a jugar”, admitió Selena con una sonrisa. 

Luego de seis meses de la cirugía, cuando ella comienza a trotar muy de a poco llegó la posibilidad del curso de arbitraje. No podía jugar como ella quería, faltaba mucho tiempo por delante, y eso la fue llevando para otro lado. “El médico me dijo vos no podes chocar ni tener fricción todavía, falta mucho. Y fue un momento de frustración muy grande para mí, pase por muchos estados mientras duró mi lesión, y eso un poco hizo que vea el arbitraje como una forma de estar en el fútbol”, reconoció. 

Ella como jugadora era de ir a discutir con los hombres de negro, y se encontró con que un día ella se vistió de negro. “Fue algo que me cuestionaba cuando era jugadora. Y si un día no se puede estar, se podrá ser árbitro. Cuando uno juega tienen una visión de los árbitros donde ellos son los que se equivocan, y en realidad no es tan así. Cuando uno es jugadora piensa muchas veces: este no sabe nada, este no me va a venir a cobrar cualquier cosa cuando yo entreno y dejo muchas cosas durante la semana. Y en ese momento donde no podía jugar me lo propuse: yo quiero ser árbitro, voy a ser arbitro y lo logre”, apuntó Selena. 

En las canchas actualmente muchas jugadoras le preguntan si no va a volver a jugar, y ella sonríe. Sabe internamente que no es una etapa cerrada. Esta en un momento de crecimiento personal aprendiendo una función nueva dentro de la cancha para apoyar al femenino desde otro lugar. “Yo creo que el fútbol femenino en Comodoro era necesario. Cuando se lo puso en el mapa, fue el principio. Para mi fue una alegría inmensa, y ver que hay niñas que tienen escuelita de fútbol es un montón, y es merecido. Yo quería jugar y me cerraban la puerta porque era mujer. Para mi es supersignificativo que las nenas puedan aprender, y que el fin de semana puedan jugar y tengan su partido. A mi me llena de orgullo eso”, aseguró. 

Pero a su vez es autocrítica y considera que hay muchas cosas por hacer. “Esto es un proceso, y va a llevar su tiempo. Estamos en un camino que comenzó en el 2019 con un torneo piloto, y de ahí al día de hoy ya tenemos un torneo instalado, más allá de las variantes con equipos que se bajan se sigue jugando. Para mi estancado no está, es un progreso que llevará su tiempo. Va a un ritmo diferente pero hay que respetar el proceso progresivo. Hay muchas cosas por pulir y muchas cosas por hacerlas de otra manera pero el fútbol femenino llegó para quedarse”, analizó.

Selena entiende que el fútbol femenino creció y eso hay que valorarlo. “Yo creo que hay que valorar lo que tiene, y para mí no está estancado. Se juega todos los fines de semana, se juega en cancha de césped sintético y eso al inicio no era así. Antes era como un partido de Intergración y jugábamos 35 minutos, hoy se juega como una Primera División y se completan los 90 minutos”, aseguró.   

Selena se toma un minuto, y trata de contestar una pregunta que se responde sola. Qué es el fútbol en su vida? “Yo creo que el futbol es parte de mi identidad. Mi vida se ve atravesada por el fútbol, me relacioné de muy chica y lo tomé con mucha responsabilidad. Siendo jugadora y ahora como árbitro también. Lo trato de hacer de forma responsable. Es mi forma de vida, y cuando me di cuenta que no podía seguir jugando busque la forma de seguir relacionada al fútbol, y estoy feliz y orgullosa del lugar en el que estoy. también estuve dirigiendo un equipo de futsal. Es mi estilo de vida. No me veo alejada de la pelota. Siempre seguiré formándome y buscando la forma de estar siempre cerca de la pelota, y por ahí quien te dice, volver a jugar”, cerró con un deseo en voz alta.