Jessica Esparza es defensora de la CAI, equipo que esta fecha enfrentará a Ciudadela por el grupo D del Torneo de Fútbol Femenino. En diálogo con PDC contó que comenzó a jugar a los 8 años en los Juegos Barriales y anticipó el encuentro del lunes, un clásico en el fútbol de salón. “Va a estar difícil, más peleado. Son chicas que ya saben jugar pero nosotras también empezamos bastante bien”, indicó.

Jessica Esparza tiene 27 años, trabaja de administrativa y es una de las referentes de CAI, equipo que ganó los dos primeros partidos del grupo D y que este lunes a las 16:15 definirá la punta frente a Ciudadela, team que también consiguió los primeros seis puntos.

Este sábado dialogó con Pasta de Campeón y anticipó este encuentro que ya tiene varios capítulos en el fútbol de salón, ya que varias chicas del “Gaucho” juegan futsal con Defensoras Norte Sur.

“Va a ser un partido lindo, en futsal son bastante buenos. Nosotras más que nada hacemos físico, pero no es lo mismo cancha de salón que cancha grande y las chicas de Ciudadela son precisas. Va a estar más difícil, más peleado, son chicas que ya saben jugar, pero nosotras también empezamos bastante bien”, adelantó la defensora.

Este fin de semana CAI no podrá contar con cuatro de sus jugadoras que fueron convocadas para la selección de Comodoro. Sin embargo, Jessica confía en que el equipo realizará un buen partido.

Conocedora de los conjunto que participan del torneo, la defensora asegura que los que marcan la diferencia en la tabla son aquellos que están bien posiciones en fútbol de salón. En su caso, esa fue la base de CAI.

Foto: Carlos Alvarez - PastadeCampeón

DE LOS JUEGOS BARRIALES A LA CANCHA DE 11

Jessica no tuvo un comienzo de año fácil por una fisura que sufrió en el peroné durante el verano. Recién pudo volver a las canchas entre mayo y abril, el tiempo justo para comenzar el torneo.

Amante del fútbol, asegura que es su cable a tierra y que cada vez entra a la cancha se olvida de todo.

En su caso comenzó a jugar a los 8 años en Juegos Barriales. “Comencé en los barriales, que es fútbol de salón hasta los 18. Jugaba con varones y después empezaron a haber equipos de fútbol de nenas. Después de eso fue que empecé futsal”, contó.

Tal como le pasó a muchas chicas, al principio su familia se resistía, principalmente su papá que quería que juegue al hockey. Por eso ella jugaba a escondidas. Sin embargo, hoy recuerda con alegría esa época, y junto a su padre son los únicos dos deportistas de la familia.

Para Jessica, referente del equipo, la incursión del fútbol femenino en cancha grande es un proceso de aprendizaje en todos los sentidos. Por esa razón considera que es fundamental el apoyo de la familia, en su caso también de su novio, quien participa incluso de los partidos amistosos que tienen para tener más rodaje. Aunque que ese caso, aclara entre risas, es mejor que estén "del mismo lado, sino vamos al hueso”.