Cada 2 de mayo, desde hace 30 años, se escribe una misma efeméride: los 63 puntos que Andrew Moten anotó con la camiseta de Gimnasia y Esgrima de Comodoro en el cuarto juego de las semifinales de la Liga Nacional frente a Club Gimnasia y Esgrima y Pedernera Unidos (G.E.P.U) se mantienen como la mayor marca individual en la historia de la Liga Nacional.

León Najnudel, el padre de la Liga Nacional, conducía a Gimnasia y apostó por Moten como refuerzo extracomunitario junto al bicampeón NBA Mark Landsberger para el certamen de 1992/93.

El combo norteamericano, junto a las incorporaciones nacionales de Sergio Aispurúa, Oscar Chiaramello y Claudio Farabello le dieron un salto de calidad al plantel y El Gigante de la Patagonia fue protagonista absoluto durante todo el año: finalizó en la cuarta colocación con un récord de 31-23 y se ganó un boleto para las semifinales en donde enfrentó a GEPU.

El combinado puntano, arrasador durante la temporada regular, estaba conmocionado: había perdido dos de los primeros tres partidos y visitaba el Socios Fundadores de Chubut sin margen de error. Gimnasia necesitaba un triunfo más para concretar su batacazo y los casi 3.000 hinchas del Mens-Sana acompañaban con fervor al equipo que había alimentado sus sueños. 

Moten montó un monólogo para sostener las ilusiones de Gimnasia. Fue una jornada memorable, imborrable en la retina de todos los que fueron testigos de una noche insuperable: “Tenía una escopeta en la mano”, rememoró Aispurúa. Aquella noche, el base norteamericano rubricó una planilla para la historia de 63 puntos gracias a una eficacia que rozó la perfección: encestó 12 de sus 17 tiros de dos puntos, 5 de sus 14 intentos de tres y 24 de sus 25 libres. El norteamericano era indefendible, un enigma sin solución para una defensa ridiculizada posesión tras posesión. Letal en el uno contra uno gracias a su velocidad y su físico privilegiado, encontraba soluciones para anotar incluso cuando apostaban por doblarle la marca.  

Hasta ese 2 de mayo de 1993, Héctor Campana poseía el récord con sus 62 puntos anotados frente a Sport Club de Cañada en 1990. Con el partido ya definido, Moten corrió la cancha de costa a costa sin oposición, la volcó con su mano derecha y quebró la marca del legendario Pichi, apenas un consuelo para el norteamericano.