El despido de Fernando Gago como entrenador de Boca Juniors, consumado tras la derrota 2-1 ante River Plate en el Superclásico, desató un terremoto institucional que mantiene en vilo al club. 

Con un ciclo de apenas 197 días y un rendimiento irregular (17 triunfos, 6 empates y 7 caídas en 30 partidos, con un 63,3% de efectividad), la salida del técnico refleja una crisis que trasciende lo deportivo y se arraiga en la gestión de Juan Román Riquelme, quien mantiene un hermetismo absoluto sobre el futuro del equipo.

La eliminación en la Fase 2 de la Copa Libertadores ante Alianza Lima, sumada a derrotas clave ante Vélez (Copa Argentina) y Racing, erosionaron la confianza en Gago. Sin embargo, fue el revés en el Monumental -con un equipo desdibujado tácticamente- lo que aceleró su salida. 

El Consejo de Fútbol, liderado por Riquelme, oficializó la decisión con un escueto comunicado horas después de que Mauricio "Chicho" Serna anunciara el hecho a la prensa: “Hemos tomado una decisión. Hasta acá llegó el ciclo de Fernando Gago”.

RIQUELME: SILENCIO Y SIMBOLISMOS TRAS LA SALIDA DE GAGO

El presidente, ausente de declaraciones públicas desde el despido, reapareció este miércoles en el Predio de Ezeiza para seguir el triunfo 4-1 de la Reserva ante Barracas Central. Acompañado de Mariano Herrón (coordinador de inferiores) y miembros del Consejo de Fútbol, Riquelme fue enfocado por las cámaras durante el partido, generando reacciones encontradas en redes sociales. 

Tras echar a Gago, Riquelme apareció en público por primera vez y sorprendió a los hinchas de Boca
Foto: AFA Play

Mientras algunos hinchas corearon consignas a su favor, la mayoría cuestionó la falta de transparencia en la búsqueda de un nuevo DT.

En este contexto, el nombre del sucesor de Gago es el gran enigma. El comunicado oficial omitió cualquier referencia al proceso de selección, y Riquelme evadió a los periodistas en Ezeiza. Fuentes internas sugieren que el Consejo evalúa opciones como Gabriel Milito o Gustavo Quinteros, aunque sin confirmaciones. Mientras tanto, el equipo clasificado a los playoffs del Torneo Apertura enfrenta una encrucijada: mantener una base táctica o reinventarse bajo un nuevo proyecto.