Las trayectorias de los futbolistas profesionales, una vez que cuelgan los botines, suelen bifurcarse en caminos tan diversos como inesperados. Si bien muchos optan por seguir vinculados al fútbol desde roles técnicos, directivos o mediáticos, hay quienes eligen reinventarse por completo, guiados por pasiones personales que nada tienen que ver con el deporte de alto rendimiento.

La historia de un ex delantero surgido en Boca Juniors y con paso por varios clubes del fútbol argentino y sudamericano ilustra cómo, tras la fama y la presión de la elite, es posible construir una nueva vida desde cero, incluso en un rubro tan distinto como la peluquería.

DEL FÚTBOL  A LA PELUQUERÍA

El protagonista de este recorrido irrumpió en la Primera División en 2008, nada menos que en la Bombonera y frente a Racing Club, anotando el gol decisivo en la última jugada del partido: Ricardo Noir.

Noir debutó con un gol ante Racing
Noir debutó con un gol ante Racing
Foto: D Sports

Ese estreno, soñado por cualquier juvenil, “Tito” Noir auguraba un futuro prometedor. Sin embargo, una serie de lesiones truncó la continuidad en el club xeneize, obligando a buscar minutos en otros equipos como Banfield, Racing, Newell’s, Huracán, Belgrano, Atlético Tucumán, San Martín de Tucumán y Universidad Católica de Chile, entre otros. Su carrera también lo llevó a Bolivia y a Uruguay, donde disputó sus últimos partidos profesionales en 2022.

Durante su paso por Boca, el delantero conquistó el Torneo Apertura 2008 y la Recopa Sudamericana, compartiendo plantel con figuras como Juan Román Riquelme. En Racing coincidió con Diego Milito y Lautaro Martínez, y en Banfield celebró un ascenso. En total, disputó más de 250 partidos oficiales y convirtió 35 goles, además de sumar 14 asistencias.

Surgió de Boca, pasó por Racing de Avellaneda y encontró su pasión en la peluquería tras el retiro
Foto: Uno Entre Ríos

Como le ocurre a muchos deportistas, el retiro no fue sencillo. Tras una vida signada por rutinas estrictas, adrenalina y exposición pública, el vacío se hizo sentir. “No sabía qué carajo hacer cuando me retiré. Hice el curso de peluquero y me puse un saloncito en casa”, confesó el exfutbolista, quien reconoce que los primeros meses tras dejar la actividad fueron como unas vacaciones, hasta que la falta de objetivos y la pérdida de la identidad de jugador lo llevaron a un bache emocional.

La búsqueda de un nuevo propósito lo llevó a recordar una pasión de la infancia: cortar el pelo. Se inscribió en un curso de peluquería en Colón, a 30 kilómetros de su Villa Elisa natal, y una vez certificado, montó un pequeño salón en su propia casa. El espacio, decorado como un museo con camisetas de figuras como Ronaldinho y Riquelme, se transformó en un punto de encuentro con amigos y vecinos, donde los cortes de pelo se mezclan con charlas futboleras y partidos en la televisión.

“Le corto a mis amigos y conocidos. Uno se ríe porque ahora los chicos me muestran un corte que ven en Internet para que les haga y les digo: ‘Che, me la hacés complicada’. Me tengo que ir aggiornando”, relata entre risas, mientras observa de reojo algún partido. El corte degradé es el más solicitado, sobre todo por los jóvenes que siguen la moda de los futbolistas actuales.

A diferencia de otros casos, el salto a la peluquería no respondió a una urgencia económica. “No me interesa tener un local, sino que lo hago en mi casa porque me gusta y gracias a Dios no tengo la necesidad económica de hacerlo. Aprobé un curso certificado para ser lo más completo posible”, explicó el exjugador, quien también dirigió divisiones inferiores en el club local, aunque finalmente decidió aislarse del ambiente futbolístico profesional