Christian Eduardo Córdoba fue un talentoso niño que soñaba jugar a la pelota en la Primera de Laprida y en Boca. Sin embargo, el destino quiso que deje la vida haciendo lo que más amó. En el “Día del zurdo” recordamos la historia de este amante del deporte y el fútbol de Comodoro.

Corría la década del 90 y desde la escuelita Municipal del Barrio aparecía un niño flaco, simpático y de mirada pícara, ese era Christian .

Como todos a esa edad prefería estar todo el día con la pelota y había que llamarlo desde la casa o buscarlo porque se la pasaba jugando con sus vecinitos y amigos.

Su padre don "Cacho", es hincha de Racing, sin embargo al pequeño zurdo le gustaba la “azul y oro” de Boca y el “Verde” de Laprida, equipo con el que soñaba jugar en Primera.

Habilidoso, encarador, un pequeño diamante en bruto que en todo el barrio del Oeste habían comenzado a conocer amiguitos y rivales, como sus primos, Diego Andrés y David, que jugaban en USMA y que entre los tres soñaban con vestir la misma camiseta, en el Oeste o en KM5.

La categoría 83 de Laprida tenía un talentoso y escurridizo delantero que había debutado en las inferiores del Club de su barrio.

El quería llegar a jugar en Buenos Aires y el amor por su equipo y el fútbol lo llevaban a ese camino, cuando muchos técnicos y jugadores ya lo conocían por esa zurda “endemoniada”.

Corrida, cambio de ritmo, firulete, así jugaba el “Zurdo” Córdoba, el vecino, el amigo y el niño aquel que soñaba salir de Laprida y representar a su barrio en el que hoy, tras 25 años de ausencia, al preguntar por él lo recuerdan con una sonrisa y contando que lo vieron jugar.

El Club Laprida homenajeó a Christian y a “Los ángeles de Laprida” en un mural en el año 2017, que se observa en la cancha del “Verde” del Oeste con su camiseta “11” y sus iniciales “C.C” juntos a otros queridos futbolistas del club, en un homenaje del que participaron sus padres, Jesús “Cacho” Córdoba, su madre Cristina Gómez y sus hermanas Marcela y Macarena.

El “Zurdo” Córdoba falleció la tarde del 27 de mayo de 1994, mientras jugaba en el gimnasio del Barrio con amigos, con los más grande, como le encantaba hacerlo, disfrutando de lo que más amaba el fútbol.

La despedida fue inolvidable, pues al llegar a su última morada en el Cementerio de Km 5 los autos todavía hacían fila desde el Cerro Tres Botellas, en un sábado gris y nublado. Bocinazos y aplausos desde Laprida que despediría a uno de los ángeles del Barrio, “El zurdo del Oeste”.