Por Facundo Paredes y Carlos Álvarez | Fotos: Carlos Álvarez

“Te gusta la sangre o no te gusta. Esto es una carnicería y una picadora”, así define al fútbol Javier Guerreiro, entrenador de Jorge Newbery. Lo vive así, lo acepta y hasta le gusta tener la soga atada al cuello, porque la exaltación con la que lo afronta lo retroalimenta fecha tras fecha.

Por ende, Guerreiro pone en cuestión el tan nombrado proyecto a largo plazo del fútbol argentino. Le da otro valor, prefiere adaptarlo a su personalidad.

Capaz que existe. Yo lo vivo así, porque arranqué así. Cuando inicié en Sarmiento sabía que tenía tres fechas. Si perdía tres o cuatro partidos, lo más probable era volverme para Comodoro. El proyecto del entrenador es hasta el domingo, y ese mismo día lo tenés que ratificar. No creo en los proyectos a largos plazos, mi proyecto es hasta el domingo. Capaz es porque viva el fútbol de esa manera, con tanta intensidad. No me veo ocho años seguidos en el mismo club. Siempre pienso que pierdo dos partidos y me van a echar, entonces redoblo el trabajo y le meto horas”, le confió el DT a Pasta de Campeón.

Como jugador no tuvo una trayectoria por una lesión que lo dejó afuera de las canchas. De igual modo, en su inconsciente sabía que se dedicaría a esta profesión. Su papá jugó y dirigió a Jorge Newbery, su tío fue presidente y acutalmente es dirigente del Deportivo Portugués y su primo jugó en la CAI y fue integrante del plantel de B Nacional. La familia Guerreiro respira fútbol. Y Javier no es la excepción.

Lo positivo de la lesión fue que se formó desde los 23 años. Lo lindo de la desgracia. “Me formé escuchando muchísimo a Bielsa. De todos trato de sacar algo. En mi etapa formativa, cuando dejé de jugar, leía mucho y trataba de capacitarme, cuando podía iba a Buenos Aires. Igualmente, siempre digo que el libro que más enseña mide 100 x 70 y es de color verde”, expresó el entrenador del “Lobo”.

Pero de tanto fervor, Guerreiro tiene un cable a tierra. Se desconecta cuando está con su hija. “Por ahí viene la mano, quería estar en Comodoro para estar cerca de ella. Un rato me desconecta, después empezás otra vez con esta locura”, sentenció entre risas de cara al clásico de esta tarde.

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