La reciente decisión de Newell’s Old Boys de suspender a seis niños de 9 años de sus divisiones inferiores por haberse fotografiado con Ignacio Malcorra, jugador de Rosario Central, provocó una ola de indignación, debate social y cuestionamientos a la dirigencia rojinegra. 

El caso, que comenzó como una anécdota inocente tras un partido infantil, escaló hasta convertirse en un escándalo que expone las tensiones y excesos en la rivalidad futbolística rosarina.

EL ORIGEN DEL CONFLICTO: UNA FOTO, UNA ILUSIÓN Y UNA SANCIÓN INESPERADA

Todo comenzó durante una jornada del torneo solidario de la Liga Infantil, en Semana Santa, cuando los chicos de la Escuela Malvinas Argentinas de Newell’s enfrentaron a Defensores de Funes, equipo donde juega el hijo de Ignacio Malcorra. 

Al finalizar el partido, los niños, emocionados, corrieron a pedirle una foto al mediocampista de Rosario Central, quien accedió con amabilidad y naturalidad, como suele hacer con fanáticos de distintos equipos.

"¿Qué hice de malo, papá?": el desgarrador testimonio de un nene de Newell's que se sacó una foto con Malcorra
Foto: ilustrativa Prensa Newell's

La imagen fue subida a redes sociales por los padres y rápidamente se viralizó, generando comentarios encontrados entre hinchas y dirigentes. Lo que para los chicos fue un momento de felicidad y admiración, se transformó en motivo de sanción: días después, el club rojinegro citó a los padres a una reunión urgente y comunicó la suspensión de los seis niños por tres meses, además de quitarles la beca que recibían para entrenar.

“¿QUÉ HICE DE MALO, PAPÁ?”

La reacción de los niños ante el castigo fue de desconcierto e inocencia. Franco Andrés Núñez, padre de uno de los sancionados, relató el doloroso momento en que su hijo le preguntó: “¿Qué hice de malo, papá? ¿Por qué no puedo entrenar si yo quiero ser jugador de fútbol? Vi a un jugador y me saqué la foto”. 

Núñez expresó su indignación y tristeza: “Lo más importante es la educación de los chicos y enseñarles que están haciendo un deporte, que es lo más lindo que hay. Que se metan con ellos me pareció lamentable”.

Otros padres coincidieron en que la medida fue desproporcionada y no contribuye a la convivencia entre hinchas de ambos clubes en una ciudad atravesada por la rivalidad: “No puede ser que no te puedas sacar una foto con un jugador de Central o de Newell’s porque alguien te va a decir algo. ¿Dónde estamos viviendo? Me parece algo que no tiene explicación”.

LA POLÉMICA POSTURA DEL CLUB

Desde la dirigencia de Newell’s, el presidente Ignacio Astore y el coordinador Carlos Panciroli intentaron justificar la decisión, argumentando que fue consensuada con los padres y motivada por la necesidad de “enfriar las aguas”, ya que algunos niños y familias habrían recibido amenazas tras la viralización de la foto. 

"¿Qué hice de malo, papá?": el desgarrador testimonio de un nene de Newell's que se sacó una foto con Malcorra
Foto: Vía Rosario

Sin embargo, los padres desmintieron haber dado su consentimiento y denunciaron que la integridad emocional de los chicos no fue priorizada: “La decisión no fue para protegerlos, porque los nenes fueron sancionados. Primero está su integridad emocional, mi hijo nunca más va a poner un pie en Newell's”.

El club, ante la presión mediática, emitió un comunicado donde negó haber impuesto una sanción formal y aseguró que la situación se trató internamente junto a las familias. Esta respuesta no convenció a la opinión pública ni a los padres, que insisten en que la suspensión fue real y afectó profundamente a los niños.

La sanción generó un repudio gneralizado en redes sociales y medios de comunicación, donde se la calificó de “vergonzosa” y “desproporcionada”. Incluso la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intervino en el debate y criticó duramente la medida: “No podemos permitir que esto suceda en instituciones que forman a nuestros niños”.

Ignacio Malcorra, protagonista involuntario del episodio, también expresó su tristeza y sorpresa: “Me da mucha tristeza, me pone mal por los nenes. Siempre me saqué fotos con todos, ellos estaban ahí con mi hijo, me saludaron y se sacaron la foto como lo hacen siempre. Fue un momento de felicidad, como cualquier niño que ve a un jugador de Primera División y quiere una foto”.

El caso reavivó la discusión sobre los límites de la rivalidad futbolística y la necesidad de proteger a los niños de decisiones adultas que poco tienen que ver con los valores del deporte. Muchos referentes del fútbol y la sociedad llamaron a la reflexión sobre el rol educativo de los clubes y la importancia de fomentar la convivencia y el respeto.